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Leila Pereira, presidente del Palmeiras, sugirió a los clubes de Brasil que consideren abandonar la Conmebol y unirse a la Concacaf. Lo anterior, aseveró, como respuesta a la “vergonzosa sanción” impuesta al club paraguayo Cerro Porteño por un caso de racismo durante la Copa Libertadores Sub-20. El incidente, que involucró al delantero brasileño Luighi Hanri Sousa Santos, de 18 años, reavivó el debate sobre cómo las autoridades futbolísticas abordan el racismo en el deporte.
En una entrevista con TNT Sports, Leila Pereira expresó su indignación por la multa de 50 mil dólares impuesta a Cerro Porteño, calificándola de insuficiente y simbólica. “La Conmebol no es capaz de prevenir estos crímenes ni de tratar a los clubes de Brasil con el respeto que merecen. ¿Por qué no pensar en unirse a la Concacaf? Solo entonces respetarán al fútbol brasileño”, afirmó.
El incidente ocurrió hace una semana cuando Luighi, jugador del Palmeiras, fue víctima de insultos racistas por parte de aficionados de Cerro Porteño durante un partido de la Copa Libertadores Sub-20. Las imágenes del joven llorando en el campo dieron la vuelta al mundo, generando una ola de solidaridad y condena.
Pereira no ocultó su frustración con la respuesta de la Conmebol. “Llamé al presidente Alejandro Domínguez; pero no pude hablar con él. Después de mi declaración pública, me llamó y prometió ser estricto con las sanciones; pero lo que vimos fue una multa ridícula. Esto no es más que un incentivo para que sigan ocurriendo casos de racismo”, reiteró.
Pereira comparó la multa de 50 mil dólares con otras sanciones impuestas por la Conmebol, como los 100 mil dólares por retrasos en el inicio de los partidos o los 78 mil dólares por el uso incorrecto de las banderas. “Es vergonzoso que el racismo se trate con menos seriedad que una bandera o un retraso”, afirmó.
Además, criticó que el dinero de la multa no se destine a la víctima, sino a la propia Conmebol. “Es ridículo que los 50 mil dólares vayan a parar a los bolsillos de la Conmebol en lugar de ser utilizados para apoyar a Luighi o para combatir el racismo”, agregó.
En respuesta, el Palmeiras, con el apoyo de las ligas nacionales de fútbol (Libra y LFU), envió una carta a la FIFA solicitando una intervención directa en el caso. En el documento, se pide la identificación y sanción penal de los infractores, así como multas más severas y la expulsión de los clubes reincidentes de las competiciones.
“Lo primero que pedimos es que se identifique al infractor y se le detenga. En el partido contra Cerro, Luighi identificó al agresor; pero el árbitro no hizo nada. Nuestra propuesta es clara: multas de 500 mil dólares, reducibles a 100 mil si el infractor es identificado y sancionado. En caso de reincidencia, el club debe ser expulsado de la competencia”, explicó Pereira.
La propuesta de Pereira resonó en otros clubes brasileños, quienes expresaron su apoyo a una postura más firme contra el racismo. De acuerdo con fuentes cercanas al proceso, los principales equipos del país están dispuestos a unirse para exigir sanciones más duras y una reforma en las regulaciones de la Conmebol.
“Este no es un problema exclusivo del Palmeiras. Es la tercera vez que sufrimos racismo por parte de Cerro Porteño, y no ha pasado nada. No podemos permitir que esto continúe”, afirmó Pereira.
Ahora bien, la idea de que los clubes brasileños abandonen la Conmebol y se unan a la Concacaf, aunque radical, ganó atención en medio de la frustración con las autoridades sudamericanas. Pereira argumentó que, además de un mayor respeto, el cambio podría ser financieramente beneficioso para los clubes brasileños. “Si no nos respetan aquí en Sudamérica, ¿por qué no ir a la Concacaf? Financieramente, podría ser una mejor opción”, dijo.
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Mientras tanto, Pereira anunció que el próximo miércoles se reunirá con representantes de otros clubes brasileños y con el presidente de la Confederación Brasileña de Fútbol (CBF), Ednaldo Rodrigues para discutir medidas concretas. “No nos quedaremos callados. Luighi y todos los que han sufrido racismo merecen justicia”, concluyó.