Copa Oro
Selección Mexicana de Futbol
En un escenario cargado de simbolismo, a menos de un año de coorganizar el Mundial 2026, México dejó claro que el mote del gigante de la CONCACAF, aún le viene bien. Con el reciente triunfo, tras una dramática remontada 2-1 ante EE. UU., el Tricolor conquistó su décimo tercera Copa Oro —y la segunda bajo el mando de Javier Aguirre—. Lo anterior durante un partido que combinó emoción, homenajes conmovedores y la consolidación de jóvenes talentos.
El NRG Stadium, de Huston, repleto con poco más de 70 mil espectadores, vibró desde el primer minuto cuando el defensa del Crystal Palace, Chris Richards, al minuto cuatro, sorprendió a México con un gol tempranero. El estadounidense aprovechó un centro de Malik Tillman, superando a Johan Vázquez y César Montes, para estrellar el balón en el travesaño antes de vencer a Luis Ángel Malagón. La anotación le cayó como un balde de agua fría a Aguirre, quien, visiblemente molesto, exigió inmediatamente reacción a su equipo.
Raúl Jiménez, quien antes del partido cambió su dorsal 9 por el 20, para honrar a su excompañero Diogo Jota —fallecido días antes en un accidente automovilístico—, se convirtió en el símbolo de la resilencia mexicana. A los 27 minutos, el delantero del Fulham recibió un pase magistral de Marcel Ruiz. Y, con un zurdazo impecable, puso el marcador 1-1. Su celebración, sentado en el césped imitando el festejo característico de Jota, conmovió al estadio. La camiseta que mostró, con el escudo mexicano y el nombre del portugués, selló un momento que trascendió el juego.
Aguirre, conocido por su habilidad para transformar equipos bajo presión, dio otra lección de audacia. Confió en el mediocampista Gilberto Mora (16 años), el jugador más joven en levantar la Copa Oro. Y en Marcel Ruiz (24 años), cuyo talento para la creación fue clave. Fue Ruiz quien, tras asistir a Jiménez, dominó el mediocampo junto a Mora, desequilibrando a una defensa estadounidense que no supo contener su visión de juego.
Los minutos avanzaban y por la mitad del segundo tiempo, en el minuto 77, cayó el gol que ponía a México a un paso del bicampeonato, cuando Edson Álvarez remató de cabeza un tiro libre desviado por Vázquez. El exjugador del América coronó así una noche en la que México superó sus fantasmas históricos ante su rival más directo.
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Entre moños negros en memoria de las víctimas de las inundaciones en Texas y una afición que oscilló entre la euforia y la angustia, el Tricolor demostró carácter. Este triunfo no sólo consolidó su hegemonía en la región —con 13 títulos entre Copa Oro y su antecesor, el Campeonato de Naciones—. Sino que también manda un mensaje de cara al Mundial: México, incluso en reconstrucción, sabe competir cuando más se exige.