Luka Modrić
El AC Milan y su afición celebraron este lunes un momento histórico: la llegada de Luka Modrić, el legendario centrocampista croata, quien firmó su contrato con el club rossonero después de poner fin a una era gloriosa en el Real Madrid. A sus 39 años, el excapitán merengue se prepara para escribir un nuevo capítulo en su carrera, con la ambición intacta y la experiencia de quien lo ha ganado casi todo.
“Estoy muy feliz de estar aquí para comenzar esta nueva etapa en mi vida”, declaró Modrić nada más aterrizar en Italia, donde se sometió a los exámenes médicos de rigor antes de rubricar un acuerdo por una temporada, con opción a una segunda. “Vienen grandes desafíos, y estoy listo para enfrentarlos”, añadió, mientras los medios locales ya lo imaginan como el cerebro del mediocampo milanista.
El fichaje se concretó antes de la disputa del Mundial de Clubes —que el Chelsea se adjudicó el domingo—, una vez que Modrić formalizó su salida del Madrid tras 13 temporadas, 28 títulos y un legado que lo consagra como uno de los futbolistas más exitosos en la historia del club.
Su despedida del cuadro merengue no pudo ser más emotiva. En un comunicado cargado de gratitud, el ganador del Balón de Oro en 2018 aseguró: “Me voy con el orgullo de haber dado todo por esta camiseta. El Madrid siempre será mi hogar”. Palabras que resonaron entre sus seguidores, quienes lo despidieron como una leyenda.
Massimiliano Allegri, técnico del Milán, no ocultó su entusiasmo, resaltando que Modrić “es un jugador extraordinario”. Su llegada refuerza un proyecto ambicioso: devolver al equipo lombardo a lo más alto de la Serie A y prepararlo para el próximo Mundial 2026, en Norteamérica.
Modrić, formado en el Dinamo Zagreb y figura clave en el Tottenham antes de su salto al Madrid, llega como agente libre, con la misma clase y visión de juego que lo hicieron inmortal en Chamartín. Ahora, con la rossonera en el pecho, buscará demostrar que el talento no entiende de edad.
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Mientras el Milán se ilusiona con su nueva estrella, el fútbol europeo asiste a un traspaso de época: el último de los caballeros blancos de la era Cristiano Ronaldo cambia de aires; pero su legado —como él mismo prometió— seguirá siendo “madridista para siempre”.