Cártel de Sinaloa
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Ismael “Mayo” Zambada García, el último gran patriarca del Cártel de Sinaloa, aceptará su culpabilidad ante un tribunal federal de Brooklyn el próximo 25 de agosto. El acuerdo marca un punto de inflexión en la lucha contra el narcotráfico mexicano y cierra décadas de impunidad para uno de los criminales más escurridizos de América.
La audiencia, programada ante el juez Brian M. Cogan, convertirá lo que era una conferencia de estatus en un “cambio de declaración”, según el expediente judicial. El gobierno federal confirmó el 5 de agosto que no buscará la pena de muerte —una decisión celebrada por la defensa—, aunque Zambada enfrenta cadena perpetua por 17 cargos, incluyendo narcotráfico, lavado de dinero y posesión de armas.
La estrategia legal de Zambada, liderada por el abogado Frank Pérez, incluyó un recurso de repatriación a México bajo el argumento de que su arresto, en julio de 2024, fue un “secuestro” orquestado. Según su relato, lo engañó Joaquín Guzmán López —hijo de “El Chapo”— con el pretexto de mediar en un conflicto local en Culiacán, sólo para que lo llevaran a una pista clandestina, para luego entregarlo a las autoridades estadounidenses.
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Ismael “Mayo” Zambada, de 77 años, cofundó el Cártel de Sinaloa junto con Joaquín Guzmán Loera en los 80. Tras la captura de “El Chapo” en 2016, consolidó su control sobre una red que inundó Estados Unidos con cocaína, heroína y fentanilo, generando miles de millones en ganancias y dejando un rastro de violencia. Su arresto en Nuevo México —junto a Guzmán López— desató una ola de homicidios en Sinaloa que aún no concluye.
Las acusaciones detallan su uso de “sicarios”, sobornos millonarios a funcionarios y métodos brutales, como el asesinato de su propio sobrino, El Cheyo Ántrax, en Culiacán, meses antes de su captura. Por su parte, Ovidio Guzmán López se declaró culpable hace unas semanas, mientras otros hijos de “El Chapo” siguen prófugos con recompensas de 10 millones.
El caso refleja la presión de EE. UU. contra los carteles mexicanos, especialmente por el fentanilo, responsable del 70 por ciento de las muertes por sobredosis en dicho país. No obstante, la condena contra Zambada no garantiza el fin del Cártel de Sinaloa, ahora fragmentado en facciones lideradas por los “Mayos” y los “Chapitos”.
Mientras México investiga su “entrega irregular” a EE. UU., la fiscalía de Brooklyn prepara un juicio que podría ser el último capítulo de una era.
“Si lo declaran culpable, nunca más volverá a introducir fentanilo, cocaína y otras drogas mortales, ni a la violencia asociada, en nuestro país. Ni a ganar millones mientras cientos de miles de vidas inocentes se pierden. Espero que los innumerables familiares y amigos de las víctimas que sucumbieron a los venenos de su cártel, y los innumerables miembros de las fuerzas del orden que arriesgaron valientemente sus vidas luchando contra esta lacra, se sientan reconfortados al saber que Zambada García rendirá cuentas por sus múltiples crímenes”, declaró el fiscal Breon Peace.