Estados Unidos
Franja de Gaza
Estados Unidos ejerció su poder de veto en el Consejo de Seguridad de la Organización de Naciones Unidas (ONU) por sexta vez desde el inicio de la guerra en Gaza. Con ello bloquea la resolución que exigía un alto al fuego “inmediato, incondicional y permanente”. Así como la liberación de todos los rehenes y el acceso humanitario sin restricciones a la Franja de Gaza. La medida, respaldada por los otros 14 miembros del Consejo—incluidos los permanentes Reino Unido, Francia, China y Rusia—, evidencia el creciente aislamiento de Washington y Tel Aviv en la escena internacional.
El texto, propuesto por los diez miembros no permanentes del Consejo (Argelia, Dinamarca, Eslovenia, Grecia, Guyana, Pakistán, Panamá, Corea del Sur, Sierra Leona y Somalia), destacaba el “agravamiento catastrófico” de la crisis humanitaria en Gaza. Donde la hambruna —declarada oficialmente en agosto por la Clasificación Integrada de la Seguridad Alimentaria (CIF)— amenaza con expandirse a las provincias de Deir El-Balah y Jan Yunis antes de fin de mes. La resolución condenaba además el uso del hambre como método de guerra. Y exigía a Israel revertir su ofensiva militar en Gaza, donde hospitales e infraestructura civil están “al borde del colapso”.
La enviada especial adjunta de EE. UU. para Oriente Medio, Morgan Ortagus, defendió el veto argumentando que el texto “no condena a Hamás ni reconoce el derecho de Israel a defenderse”. Y que “legitima falsas narrativas que benefician a los terroristas”. En una declaración previa, Ortagus calificó la resolución de “acción teatral” que ignoraba las advertencias de Washington sobre lenguaje “inaceptable”. El embajador israelí, Danny Danon, agradeció a Estados Unidos por “mostrar liderazgo moral” y tildó la iniciativa de “sesgada”.
El embajador palestino, Riyad Mansour, calificó el veto de “doloroso y profundamente lamentable”. Y acusó a Estados Unidos de impedir que el Consejo de Seguridad “proteja a civiles frente a un genocidio”. Su homólogo argelino, Amar Bendjama, se dirigió a los palestinos con un emotivo: “Perdónennos, porque el mundo habla de derechos; pero se los niega a los palestinos”.
De acuerdo con autoridades sanitarias de Gaza, desde octubre de 2023, la guerra ya provocó, por lo menos, 65 mil 141 muertos (incluyendo 18 mil niños y 12 mil mujeres) y 166 mil 71 heridos. La hambruna generó 440 muertes; de las cuales 147 corresponde a niños.
Previo a la votación, Dinamarca, en nombre de los diez miembros no permanentes, alertó que “una generación palestina está en riesgo de perderse no solo por la guerra; sino por el hambre y la desesperación”.
Días antes del veto, una comisión independiente de la ONU concluyó que Israel comete genocidio en Gaza, basándose en la Convención de 1948. El informe citó asesinatos en masa, bloqueo humanitario, desplazamientos forzados y destrucción de infraestructura vital.
Estados Unidos bloqueó seis resoluciones similares desde 2023, incluso bajo el gobierno de Biden. En junio de 2025, vetó un texto idéntico, argumentando que “dicha resolución sólo fortalecería a Hamás para continuar robando ayuda y amenazando a la población civil”.
El veto refleja la profundización de las divisiones geopolíticas en torno al conflicto, con Estados Unidos e Israel aislados en su rechazo a un alto al fuego incondicional. La comunidad humanitaria internacional —incluida Amnistía Internacional— calificó el bloqueo estadounidense de “vergonzoso e inhumano”. Mientras, la ofensiva israelí en Gaza continúa sin un plazo claro, agravando la crisis humanitaria en la región.
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