Julio César Chávez Jr.
Julio César Chávez Jr., el excampeón mundial de boxeo cuyo nombre alguna vez evocó la promesa de continuar el legado de su padre, una leyenda mexicana, se encuentra ahora recluido en una prisión de máxima seguridad en México. Lo anterior tras ser deportado por autoridades estadounidenses que lo arrestaron por su situación migratoria irregular y sus presuntos vínculos con el Cártel de Sinaloa.
Su ingreso al Centro Federal de Readaptación Social (Cefereso) No. 11 quedó confirmada este martes por el registro nacional de arrestos de México. Con ello, se cierra un prolongado episodio legal entre ambas naciones que culminó con la entrega y arresto en un punto de control en la ciudad fronteriza de Nogales, Sonora.
El traslado se produce más de un mes después de que agentes del Servicio de Inmigración y Control de Aduanas de Estados Unidos (ICE) lo detuvieran el 2 de julio frente a su residencia en Studio City, Los Ángeles. En ese momento, el Departamento de Seguridad Nacional (DHS) estadounidense señaló al boxeador, de 39 años, como “un delincuente inmigrante ilegal” y un “afiliado del Cártel de Sinaloa” con una orden de arresto activa en México por crimen organizado y tráfico de armas de fuego, municiones y explosivos.
La deportación de Chávez Jr. es el desenlace de un complejo caso que involucra a múltiples agencias de ambos países. Y que pone de relieve la intensificada política de deportaciones de la administración del presidente Donald Trump.
De acuerdo con el DHS, Chávez Jr. ingresó inicialmente a Estados Unidos en agosto de 2023 con una visa de turista (B2) que expiró en febrero de 2024. El 2 de abril de 2024, solicitó la residencia permanente basándose en su matrimonio con Frida Muñoz, una ciudadana estadounidense. Sin embargo, las autoridades migratorias determinaron que su solicitud contenía “declaraciones fraudulentas múltiples”.
La conexión conyugal también atrajo escrutinio. El DHS señaló que Muñoz tenía “vínculos con el Cártel de Sinaloa a través de una relación anterior” con Édgar Guzmán López, uno de los hijos fallecidos del narcotraficante Joaquín “El Chapo” Guzmán.
Un punto de fricción significativo entre las administraciones actual y anterior fue revelado por el DHS: el 17 de diciembre de 2024, el Servicio de Ciudadanía e Inmigración (USCIS) alertó a ICE que Chávez Jr. representaba una “amenaza grave para la seguridad pública”. A pesar de esta advertencia, se le permitió reingresar al país sin visa el 4 de enero de 2025 bajo parole en el puerto de entrada de San Ysidro, durante el gobierno de Biden. Pero el 27 de junio de 2025 se determinó oficialmente que estaba en el país ilegalmente y era sujeto de remoción.
El arresto y la deportación representan el punto más bajo en la vida de Chávez Jr., una figura cuyo talento en el ring siempre estuvo opacado por las polémicas y las comparaciones inevitables con su padre, el miembro del Salón de la Fama del Boxeo Internacional, Julio César Chávez.
Aunque alcanzó la cima del boxeo mundial al conquistar el título peso mediano del Consejo Mundial de Boxeo, en 2011, el cual defendió exitosamente en tres ocasiones, su carrera estuvo plagada de suspensiones por sustancias prohibidas—mariguana en 2012 y un diurético prohibido en 2009—, fracasos estrepitosos al dar el peso. Así como también arrestos previos por conducir bajo los efectos del alcohol (2012) y por posesión de rifles de asalto (2024).
Su última pelea, una derrota por decisión unánime ante el influencer, Jake Paul, el 28 de junio en Anaheim, California 67, se promocionó como un intento de redención para un boxeador que apenas peleó una vez desde 2021.
Con su ingreso al Cefereso 11 en Hermosillo, Chávez Jr. enfrenta ahora el sistema de justicia penal mexicano. La orden de arresto en su contra se emitió originalmente en marzo de 2023 por un juez de distrito, acusándolo de delincuencia organizada en su modalidad de tráfico de armas de fuego, municiones y explosivos.
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Las acusaciones específicas, según una investigación de la entonces Procuraduría General de la República (PGR) de 2019, sugieren que actuaba como un brazo coercitivo para el Cártel de Sinaloa. La investigación sugiere que Néstor Isidro Pérez Salas, “El Nini”, un presunto líder de células criminales del Cártel de Sinaloa ordenaba a Chávez Jr. agredir a otros narcotraficantes que hubieran cometido fallas.