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Michoacán
La Fiscalía General del Estado de Michoacán confirmó la muerte de la joven influencer y creadora de contenido, Flor Marian Izaguirre Pineda, de 23 años. Su desaparición, el pasado 2 de septiembre, conmocionó a sus millones de seguidores en redes sociales, y destacó los persistentes riesgos de violencia que enfrentan las mujeres en México. Izaguirre murió en el Hospital de la Mujer de Morelia, tras ser localizada en estado crítico en un hotel de la ciudad, luego de cinco días de intensa búsqueda.
A Marian Izaguirre la declararon con muerte cerebral el 12 de septiembre, después de permanecer siete días internada en cuidados intensivos. Las autoridades certificaron que su muerte ocurrió tras “complicaciones de salud” derivadas de las graves heridas que sufrió, aunque no se especificó la naturaleza exacta de estas lesiones. Tras el diagnóstico, la familia de la influencer aceptó donar sus órganos, incluyendo piel, músculo esquelético, córneas y riñones. Lo anterior en un acto que la fiscalía calificó como “altruista y coordinado”.
“Al ser declarada con muerte cerebral, se informó a familiares de la joven sobre la posibilidad de llevar a cabo el procedimiento de donación de órganos. Lo cual fue aceptado. Por lo que se notificó a la Fiscalía para dar inicio con las diligencias correspondientes”. Publicó la fiscalía de Michoacán en un comunicado.
Agregaron que, al hospital, se trasladó un equipo multidisciplinario de servicios periciales. Ellos certificaron la muerte cerebral, causada por complicaciones de salud. Más tarde, el Ministerio Público autorizó el procedimiento de donación de piel, músculo esquelético, córneas y riñones.
“La viabilidad de los órganos donados fue posible gracias a la rápida y coordinada actuación de las autoridades, quienes, en apego al Protocolo, garantizaron la transparencia y certeza en este acto altruista”. Agregó la fiscalía.
A Marian Izaguirre la reportaron como desaparecida el pasado martes 2 de septiembre en Uruapan, Michoacán. De acuerdo con los reportes, la última vez que se le vio fue el 1 de septiembre, alrededor de las 18:00 horas, al subir a un vehículo KIA Río de color rojo.
Días después, el 6 de septiembre, la localizaron con vida en un hotel de Morelia; pero en estado de salud grave. El equipo de paramédicos la trasladó inmediatamente al Hospital de la Mujer, donde permaneció en cuidados intensivos hasta el día de su deceso.
El gobernador de Michoacán, Alfredo Ramírez Bedolla, sugirió que su desaparición podría estar vinculada a un “posible caso de violencia intrafamiliar”. Lo cual, posiblemente, motivó a la joven a abandonar su domicilio en Uruapan. El gobernador prometió “cero tolerancia” hacia la violencia de género”. Por su parte, la Fiscalía activó medidas de protección para Izaguirre tras encontrar indicios de violencia, aunque no se proporcionaron detalles sobre los presuntos agresores.
Izaguirre era una destacada creadora de contenido en TikTok, con casi cuatro millones de seguidores. En dicha red social, ella compartía videos de baile, comedia y estilo de vida. También incursionó en la música con el lanzamiento de un sencillo titulado “Boom Boom” en 2023. Su muerte generó una ola de tributos en línea, con seguidores y colegas recordándola como una joven “llena de sonrisas y talento”. No obstante, su desaparición también levantó cuestionamientos sobre la eficacia de las autoridades para proteger a las víctimas de violencia de género en México.
La Fiscalía especializada para Delitos de Violencia Familiar y de Género continúa investigando las circunstancias que rodearon su desaparición y posterior muerte. Este caso se enmarca en un contexto más amplio de violencia contra las mujeres en Michoacán y en México, donde las desapariciones y feminicidios siguen siendo una crisis nacional.
Aunque la fiscalía del estado atribuyó la muerte a “complicaciones de salud”, la falta de detalles sobre las heridas iniciales deja abiertas interrogantes sobre si hubo negligencia, violencia física o incluso un intento de suicidio, como sugirió un medio local.
La demora de cinco días en localizar a Izaguirre y la vaguedad en las comunicaciones oficiales generaron dudas sobre la eficacia de los protocolos de búsqueda y protección a víctimas. Mientras que la posible conexión con violencia intrafamiliar resalta la urgencia de mecanismos más robustos para prevenir y sancionar este tipo de delitos.
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La muerte de Marian Izaguirre es más que la pérdida de una influencer prometedora. Es un recordatorio sombrío de las vulnerabilidades que enfrentan las mujeres en México y de las fallas sistémicas en la protección de sus derechos. Mientras su familia lamenta su partida, la donación de sus órganos ofrece un legado de vida en medio de la tragedia. La Fiscalía prometió transparencia en la investigación; pero la sociedad exige más que promesas: acciones concretas que aseguren que casos como este no se repitan.