Hace unos días, se hizo viral un video donde una chica de nombre Andra Escamilla rompió en llanto luego de que, en una sesión de zoom, la llaman “compañera” en lugar de “compañere”, como ella indica que es el pronombre adecuado al identificarse del género no binario.
El negocio “Piñatería Ramírez” difundió su nueva creación basada en Andra y colocó mensajes en sus cuentas de redes sociales que hacían alusión al momento que vivió la joven durante la sesión virtual.
En la imagen, podemos ver a una mujer (Andra) con un vestido rosa mexicano y con lágrimas en el rostro mientras sostiene un par de letreros en los que se lee “No soy tu compañera”, “Soy tu compañere”.
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Inmediatamente, su cuenta se llenó de comentarios negativos y críticas por aprovecharse del momento y, sobre todo, de la imagen de la estudiante. Además, por el tono a modo de burla que utilizaron en los mensajes. Por ello, un sinfín de personas consideraron que la empresa de piñatas no tuvo el tacto necesario y su producto resultó en una falta de respeto no sólo para Andra, sino para todas las personas que se identifican dentro del género no binario.
En otra de sus publicaciones en Twitter, se puede leer “Lo mejor de esta piñata, es que no le tienes que pegar para romperla, automáticamente se rompe sola al decirle compañere. Excelente servicio. Respeten sus pronombres por favor”. Esto encendió aún más las redes, pues el mensaje del negocio fue considerado como “violento” y fuera de lugar.
En ocasiones anteriores, el negocio “Piñatería Ramírez” también había generado polémica al crear diseños de piñatas basados en personalidades como YosStop, Alfredo Adame, Carlos Muñoz, Brozo, Vicente Fernández y hasta bandas internacionales como Metallica. La estrategia de negocio de la piñatería es tomar situaciones o momentos “en tendencia” y replicarlos en sus productos.
De esta manera, logran tener una amplia visibilidad de sus creaciones en redes sociales. Sin embargo, aunque algunas de sus piñatas han causado “gracias”, otras, como en el caso de la de Andra Escamilla, generan indignación por aprovechar un momento sensible, más aún por tratarse de una estudiante menor de edad.