A tan solo dos meses del día de las elecciones, el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, está tratando de cumplir una serie de promesas comerciales para proteger distritos electorales clave en estados indecisos, con el propósito de apuntalar el apoyo a su campaña y a los republicanos vulnerables del Senado.
Este viernes, México comienza a emitir permisos de preaprobación a algunas exportaciones de acero para asegurarse de que no solo se desvíen de China. La medida se negoció con Estados Unidos para evitar los aranceles que EU impuso a la nación el año pasado por motivos de seguridad nacional, y parece estar dirigida a estados que son los principales productores, incluidos Pensilvania y Carolina del Norte.
Esta semana, el enviado comercial de Trump también pidió que la Comisión de Comercio Internacional de EU investigue si los arándanos mexicanos han perjudicado a los agricultores estadounidenses y que mantenga conversaciones para abordar las preocupaciones sobre las fresas del sur de la frontera. Las iniciativas parecen estar dirigidas a ganarse a los productores en Georgia, Michigan y Florida, y son posteriores a años de solicitudes de protección por parte de los senadores republicanos Marco Rubio y Rick Scott.
Las medidas siguen a los aranceles sobre el aluminio canadiense y se producen a pesar de que un nuevo acuerdo comercial de América del Norte entró en vigor en julio, donde se descartó una demanda estadounidense de aranceles agrícolas estacionales.
Trump también redujo el límite permitido de acero importado de Brasil y extendió la ayuda a los criadores de langosta de Maine, que se vieron afectados por su guerra comercial con China, una solicitud de larga data de la senadora Susan Collins. El asesor comercial de la Casa Blanca, Peter Navarro, destacó la semana pasada las medidas para ayudar a la industria maderera de Minnesota.
“Las acciones proteccionistas de un titular en una campaña de reelección no son nuevas, pero la falta de un análisis real sobre si estas acciones ayudan o perjudican el interés nacional es asombrosa”, dijo Rufus Yerxa, presidente del Consejo Nacional de Comercio Exterior en Washington y representante comercial adjunto de Estados Unidos durante la presidencia de George H.W. Bush. “Mientras compre votos en los estados disputados, lo seguirán haciendo”.
La oficina de prensa del representante comercial de EU, Robert Lighthizer, no respondió a una solicitud de comentarios.
La llamada investigación de salvaguardia global de la Sección 201 de Estados Unidos sobre los arándanos mexicanos, que otorga al presidente autoridad para imponer restricciones comerciales, llevará tiempo. Cualquier acción sobre las frutas o fresas probablemente se produciría después de las elecciones de noviembre, y las empresas mexicanas son cautelosas. La cámara nacional de agricultura del país latinoamericano ha pedido al Gobierno que analice los aranceles recíprocos sobre las exportaciones estadounidenses, como el maíz o el jarabe de maíz, si México se ve afectado por los aranceles, dijo Juan Cortina, uno de los vicepresidentes de la organización.
La medida también introduce incertidumbre para los productores mexicanos después de que los negociadores de la nación persuadieron a Estados Unidos de que desistiera de su demanda de aranceles sobre las importaciones de México durante los meses de invierno en Estados Unidos, conocidos como aranceles estacionales, para alcanzar el nuevo Tratado entre México, Estados Unidos y Canadá, conocido como T-MEC, dijo Cortina.
En una entrevista, Cortina aseveró que esta es una medida electoral, que los productores de Georgia y Florida han estado pidiendo durante años y que inyecta incertidumbre en su sector.
A pesar de la pandemia, el presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, viajó a Washington a principios de julio para reunirse con Trump, y los dos se comprometieron a profundizar la integración económica. Durante la visita, López Obrador elogió a Trump por tratarlo con respeto y dijo que el líder estadounidense nunca había buscado imponer nada a su administración en México.
Kenneth Smith Ramos, negociador técnico jefe de México para el acuerdo comercial entre Estados Unidos, México y Canadá alcanzado en 2018 y socio de la consultora AGON, señala que las acciones sobre los productos mexicanos tienen un trasfondo meramente político. A su juicio, Trump está tratando de hacer todo lo posible para convencer a sus bases de que está trabajando para ellos.
El jueves, Richard Trumka, presidente de la AFL-CIO, dijo que el próximo mes la federación sindical más grande de Estados Unidos presentará las dos primeras quejas conocidas sobre México en virtud del nuevo acuerdo comercial.