Japón podría bien ser uno de los países más afectados por el coronavirus del mundo.
Fue de los primeros en confirmar contagios, pocos días después de que China comenzara a alertar del brote.
Además, de acuerdo con el Banco Mundial, su población mayor de 65 años es la más alta del mundo (28%), incluso superando a Italia, lo que la hace ser especialmente vulnerable a la epidemia.
También tienen un elevado nivel de consumo de tabaco, lo que no ayuda a la hora de combatir enfermedades respiratorias.
Y no digamos que los japoneses viven en amplios espacios. Sus ciudades, de hecho, son conocidas por su alta densidad poblacional.
Pero quizás lo más curioso en el caso de Japón es que, pese a todo lo anterior, el gobierno no ha decretado el bloqueo de sus regiones o el aislamiento obligatorio de sus ciudadanos con el fin de detener la propagación del virus.
Más allá de la cancelación de algunos eventos deportivos (sin contar los Juegos Olímpicos, cuyo aplazamiento lo decidió el Comité Olímpico Internacional) y el cierre de escuelas, los japoneses siguen haciendo su vida de manera más o menos normal.
Esto quedó en evidencia el fin de semana pasado (22 de marzo) cuando miles de ciudadanos se congregaron en las calles y parques para admirar los famosos cerezos en flor.
Y es que, tal como dijo la gobernadora de Tokio, Yuriko Koike, quitarles esta fiesta primaveral a los japoneses es como “quitarles los abrazos a los italianos”.
Fue tanta la congregación de gente que este miércoles la propia gobernadora tuvo que solicitar a los residentes de la capital de Japón que el próximo fin de semana no salgan de sus casas si no hay “razones esenciales” para hacerlo.
Sin embargo, no impuso un confinamiento obligatorio.
De todas maneras, la escena japonesa contrastaba con lo que se vivía en ese mismo instante en algunas fantasmales ciudades europeas donde, debido a la alta tasa de contagios, se ha impuesto confinamiento obligatorio
De acuerdo con el número de enfermos y de víctimas fatales a causa del coronavirus, Japón es, entre los países desarrollados, uno de los menos afectados.
Hasta el miércoles 25 de marzo, este país asiático sumaba 1.193 casos confirmados y 43 víctimas fatales, según el mapa del hospital Johns Hopkins.
Esto lo ubica muy por debajo de otras naciones como China (donde hay más de 81.000 casos y 3.200 muertes), Italia (69.000 casos y más de 6.800 muertes), o España (con más de 47.000 casos y 3.400 víctimas fatales).
Tampoco está cerca de las desalentadoras cifras de países como Estados Unidos, Irán, Francia o Reino Unido.