Cuba
Rusia
Tras realizar prácticas en el Atlántico, que incluyeron el lanzamiento virtual de misiles “de alta precisión”, este miércoles llegó a La Habana, Cuba, una flotilla de la Marina rusa. Ésta se compone de un buque petrolero (Pashin), una moderna fragata naval (Gorshkov), el remolcador de salvamento (Nikolái Chiker) y un submarino de propulsión nuclear (Kazan).
De acuerdo con el titular del Ministerio de Relaciones Exteriores de Cuba, Bruno Rodríguez Parrilla, la flotilla rusa permanecerá el país caribeño por cinco días; es decir, hasta el próximo 17 de junio. Y de acuerdo con los reportes, no portan armas nucleares. Agregó que se trata de una visita protocolaria y la definicó como una “práctica histórica entre países con relaciones de amistad y colaboración”.
El buque petrolero (Pashin) fue el que encabezó el avance de la flotilla, la cual, poco antes de las 8:00 horas atravesó el puerto de La Habana. Para recibirla, la flotilla disparó 21 salvas como una forma de “saludo a la nación”. En tanto que Cuba correspondió con una batería de artillería procedente de la Fortaleza de San Carlos de la Cabaña.
Cabe destacar que se trata de la primera ocasión en que una flotilla rusa lleva a cabo una visita de alto perfil a las aguas del territorio cubano. La fragata es de última generación y comenzó operaciones desde 2018.
Desde entonces, ha participado en maniobras en diferentes países, así como en ejercicios de lanzamiento de misiles hipersónicos “Tsirkon”, desde el mar. Por su parte, el submarino de propulsión nuclear (kazan), que comenzó a operar en 2021, cuenta con la capacidad de disparar misiles de crucero.
Sobre el paso de esta flotilla proveniente de Rusia, que visitó las aguas territoriales de Cuba, el Gobierno de Estados Unidos afirmó que no representa alguna amenaza. “Los despliegues de Rusia son parte de una actividad naval rutinaria y no nos preocupan, ya que no representan una amenaza directa”, dijeron.
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Asimismo, aseveraron que, desde hace algunos días, le han dado seguimiento al paso de la flotilla. Y, aunque sus actividades marítimas son rutinarias, Estados Unidos decidió movilizar algunos buques de guerra dar seguimiento puntual a los avances de la flotilla rusa.