Crimen
Historia
Jack el Destripador
Jack el Destripador, el infame asesino serial que aterrorizó las calles de Londres en 1888, podría haber sido finalmente identificado después de 136 años de misterio. El historiador e investigador Russell Edwards, quien dedicó casi tres décadas al estudio del caso, afirma que finalmente descubrió la verdadera identidad del criminal. Lo anterior tras los avances en tecnología forense y nuevas pruebas.
De acuerdo con Edwards, el análisis de ADN extraído de un chal manchado encontrado cerca del cuerpo de una de las víctimas, Catherine Eddowes, reveló coincidencias genéticas con Aaron Kosminski. Se trata de un inmigrante polaco a quien, en su momento, consideraron entre los principales sospechosos del caso.
Al chal, que permaneció en manos de coleccionistas privados durante más de un siglo, lo sometieron a un exhaustivo análisis forense. Los expertos extrajeron ADN mitocondrial de las manchas en la prenda, las cuales incluían sangre y semen.
“La sangre coincidió con un descendiente directo de Catherine Eddowes, mientras que el semen estaba vinculado a un pariente de la hermana de Kosminski”, señaló Edwards.
Dichos hallazgos sugieren que Kosminski estuvo en contacto directo con la víctima y podría ser el responsable de su muerte. Luego entonces, cabe la posibilidad que realmente se trate del verdadero “Jack el Destripador”.
De acuerdo con los informes, Aaron Kosminski era un peluquero judío de origen polaco, a quien, en aquél entonces, llegaron a considerar entre las principales personas de interés vinculadas al caso de los asesinatos múltiples. No obstante, no se logró conseguir la suficiente cantidad de pruebas concluyentes, por lo que no llegó a juicio. A Kosminski lo internaron en un manicomio en 1891, donde permaneció hasta su muerte en 1919.
Edwards sostiene que Kosminski no sólo era el verdadero autor de los brutales asesinatos, sino que también consiguió desentrañar los motivos detrás de las mutilaciones que caracterizaron los crímenes. Según el investigador, el asesino sufría de graves trastornos mentales que lo llevaron a cometer actos de extrema violencia.
A pesar de los avances tecnológicos, algunos expertos han cuestionado la fiabilidad de las pruebas presentadas por Edwards. El chal, que adquirieron durante una subasta en 2007, podría estar contaminado con ADN moderno debido a su manipulación a lo largo de los años. Además, no existe un registro oficial contundente que confirme fehacientemente que la prenda perteneció a Catherine Eddowes o que estuvo en la escena del crimen.
“Es un hallazgo fascinante, pero debemos ser cautelosos”, advirtió un experto en genética forense. “El ADN mitocondrial puede ser útil; pero no es concluyente por sí solo. Se necesitarían más pruebas para confirmar la identidad del asesino”, dijo.
La noticia generó un gran revuelo en diversos medios sociales, donde un sinfín de usuarios expresaron su asombro por la posibilidad de que un caso tan emblemático, se haya resuelto tras más de un siglo. Muchos elogiaron el trabajo de Edwards; mientras que otros mostraron su escepticismo ante la posibilidad de que el misterio caso de Jack el Destripador, realmente se haya resuelto.
Jack el Destripador se convirtió en una figura icónica del crimen real debido a la brutalidad de sus actos y su habilidad para evadir a las autoridades. Sus víctimas, todas mujeres, fueron asesinadas y mutiladas en los barrios marginales de Whitechapel, en el este de Londres. A pesar de los numerosos sospechosos y teorías propuestas a lo largo de los años, su identidad permanece en el misterio… ¿o será que Edwards efectivamente lo descubrió?
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Si las afirmaciones de Russell Edwards son correctas, este descubrimiento marcaría un hito en la historia de la criminología. Sin embargo, el debate sobre la verdadera identidad de Jack El Destripador probablemente continuará, manteniendo viva (por muchos años más) la fascinación por uno de los casos más enigmáticos de todos los tiempos.