Japón
La otrora princesa japonesa, Mako de Akishino, ahora conocida como Mako Komuro, siguió los pasos del príncipe Harry, de Inglaterra, y se casa con una persona externa a la realeza. Ella es sobrina del actual emperador japones, Nishito. Y hermana del príncipe Hisahito, quien, con sólo 15 años, es segundo en el orden de sucesión al poder japonés.
La historia de Mako y Kei Komuro comenzó en 2012 durante su estancia en la Universidad Cristiana Internacional de Tokio. Y, desde entonces, la pareja había sido el centro de atención de la polémica en el país.
Pues Mako desciende de una familia real, mientras que Kei es una persona común que no pertenece a la alta jerarquía nipona. Finalmente, ellos decidieron formalizar su compromiso en 2017, luego de cinco años de noviazgo.
De acuerdo con medios japoneses, la boda entre Mako y Kei no se rigió por las normas imperiales tradicionales. Pues la exprincesa renunció a todo lo relacionado con la realeza para continuar con su matrimonio.
Así, la Casa Imperial de Japón otorgó la documentación necesaria para que la feliz pareja cumpla su sueño al casarse como cualquier otro ciudadano nipón.
Originalmente, la boda se tenía planeada para el 2018, pero surgieron varias polémicas en torno a la madre de Komuro. Principalmente por un pleito entre ella y su exprometido. La disputa era por una suma económica empleada para la educación del Kei, la cual ascendía a poco más de 35 mil dólares.
Para solucionar ese conflicto, Kei dio su postura a la prensa japonesa y se comprometió a pagar el dinero a la expareja de su madre. Esto para poner fin a cualquier malentendido que pudo generarse en los últimos años.
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En ese mismo comunicado, Komuro dejaba claras sus intenciones de casarse con la aún princesa, lo cual también generó controversia y críticas por parte de los grupos conservadores de Japón, quienes se oponían a la unión entre una princesa japonesa y un “plebeyo”.
Pero ese detalle no fue impedimento para que Mako y Kei finalmente lograran unir sus vidas a través del matrimonio. Ahora, ellos tienen planeado mudarse a Nueva York, ciudad donde Kei Komuro, de 30 años, buscará ejercer como abogado.
Como parte de sus beneficios, Mako, tiene derecho a una dote de 140 millones de yenes por salir de la familia imperial. Esto es equivalente a poco más de 1.2 millones de dólares. Pero, para evitar más rechazo social y conflictos derivados de los “escándalos” alrededor de la pareja, ella decidió declinar totalmente la cifra. Hecho que no se había presentado nunca en aquel país oriental (desde la Segunda Guerra Mundial).
Fuentes japonesas destacaron que, a raíz del seguimiento de la prensa a su relación, Mako sufrió de estrés postraumático, del cual apenas se está recuperando.
Luego del retraso en la fecha y diversas polémicas, Mako y Kei Komuro se casaron. Esto ocurrió el martes en una boda sencilla sin lo ostentoso de las tradiciones imperiales. Ahora, ella dejó de ser la princesa de Akishino para adoptar el apellido de su esposo.
“Para nosotros, nuestro matrimonio fue una decisión necesaria para vivir de acuerdo a nuestros corazones”. Comentó Mako en conferencia de prensa.
“Habrá diferentes dificultades al comenzar nuestra nueva vida, pero caminaremos juntos como hemos hecho en el pasado”, agregó.