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En un operativo que subraya los complejos desafíos diplomáticos de la crisis en Gaza, el gobierno de México, a través de la Secretaría de Relaciones Exteriores (SER), confirmó la repatriación de seis ciudadanos mexicanos detenidos por Israel. Lo anterior tras participar en una misión marítima de ayuda humanitaria cuya intercepción ha generado tensiones internacionales.
De acuerdo con la SRE, los seis mexicanos están identificados como Sol González Eguía, Ernesto Ledesma Arronte, Arlín Medrano Guzmán, Carlos Pérez Osorio, Diego Vázquez Galindo y Laura Alejandra Vélez Ruiz Gaitán. Ellos eran parte de la Flotilla Global Sumud, una iniciativa de la sociedad civil que intentó romper el bloqueo naval israelí sobre la Franja de Gaza.
A la flotilla, compuesta por más de 40 embarcaciones y cientos de activistas internacionales, la interceptó la marina israelí a principios de octubre en aguas internacionales. Esto a aproximadamente 70 millas náuticas de la costa de Gaza.
Tras su detención, llevaron a los activistas al puerto israelí de Ashdod. Posteriormente, los trasladaron a un centro de detención en el desierto del Negev, la prisión de Ketziot. Instalaciones como Ketziot, descritas por antiguos detenidos, están situadas en un entorno hostil, con temperaturas extremas que oscilan entre el calor asfixiante del día y el frío intenso de la noche.
La Secretaría de Relaciones Exteriores (SRE) de México activó sus protocolos consulares, manteniendo una comunicación constante con las autoridades israelíes y con los familiares de los detenidos. Durante su confinamiento, la cancillería mexicana gestionó el suministro de medicamentos para tratamientos ordinarios, según precisó durante una conferencia de prensa la presidenta de México, Claudia Sheinbaum, quien aseguró que los connacionales se encontraban en buen estado de salud.
La liberación y repatriación se concretó gracias a un canal diplomático facilitado por Jordania. A los seis mexicanos los trasladaron primero a Amán, la capital jordana. Allí los recibió el embajador de México en ese país, Jacob Prado, y el embajador en Israel, Mauricio Escanero, quien los acompañó en el vuelo de regreso a la Ciudad de México. La SRE expresó su reconocimiento al gobierno jordano por su cooperación para hacer posible el tránsito seguro del grupo.
Este episodio se enmarca en un esfuerzo humanitario más amplio que ha encontrado serios obstáculos. Datos de la ONU indican que, en los dos años de guerra, Israel aprobó menos de la mitad de las misiones humanitarias solicitadas para Gaza. Lo cual agravó una crisis humanitaria con hambruna en el norte del territorio. La Flotilla Global Sumud, cuyos barcos fueron abordados en lo que los organizadores calificaron como un “acto ilegal” en aguas internacionales, buscaba, precisamente, llamar la atención sobre este bloqueo.
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La repatriación exitosa de los ciudadanos mexicanos cierra un capítulo de incertidumbre para sus familias. Sin embargo, deja al descubierto la persistente y espinosa disputa sobre el acceso de ayuda a Gaza y los riesgos que asumen los activistas que intentan proveerla por vías no autorizadas.