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Hay noches que, por su peso cultural, nunca terminan del todo. Se instalan en la memoria colectiva y esperan su momento para ser revividas. Una de esas noches es, sin duda, el concierto histórico de 1990 en el que Juan Gabriel, por primera vez, conquistó el sagrado escenario del Palacio de Bellas Artes con la Orquesta Sinfónica Nacional. Dicho concierto está a punto de resonar de nuevo. Esta vez, no será sólo un recuerdo, sino una experiencia expandida, gracias a una inusual alianza entre Netflix y el la Secretaría de Cultura de la Ciudad de México.
El proyecto central es la serie documental Juan Gabriel: Debo, puedo y quiero, dirigida por María José Cuevas, que llegará a la plataforma el próximo 30 de octubre. Pero el acontecimiento trasciende la pantalla. Como parte de una estrategia de lanzamiento que busca convertir la ciudad en un altar al Divo de Juárez, se proyectará, en el Zócalo de la CDMX, el concierto restaurado y ampliado con material inédito, rescatado directamente del archivo personal del artista. ¿La fecha? Sábado 8 de noviembre de 2025, en punto de las 20:00 horas.
La puesta en escena será a la medida del personaje: monumental. La proyección no estará confinada a una sala, sino que se complementará con una exposición de material fotográfico nunca visto, desplegada en los espacios públicos más icónicos de la capital. A partir del 27 de octubre, los viajeros de la estación de metro Bellas Artes podrán encontrarse con estas imágenes. Para el 30 de octubre, el Ángel de la Independencia y la Fuente de la Diana Cazadora, testigos silenciosos de tantas celebraciones populares, se convertirán en vitrinas de su legado visual.
La serie documental promete ser la mirada más íntima y completa sobre el hombre detrás del mito. A lo largo de cuatro episodios, la directora Cuevas —aclamada por su trabajo en documentales como Bellas de Noche— teje una investigación que promete desentrañar la figura de Alberto Aguilera Valadez. La narrativa recorre desde sus inicios hasta su muerte inesperada, presentando a un compositor que transformó su dolor en himnos universales y que, con su arte y su persona, desafió constantemente los estigmas y prejuicios de su tiempo.
La producción corre a cargo de Laura Woldenberg e Ivonne Gutiérrez, de la compañía Mezcla, cuyo portafolio incluye documentales de impacto social como Las tres muertes de Marisela Escobedo. Su participación garantiza un enfoque que va más allá del simple homenaje, buscando la complejidad humana detrás del ícono.
Para Netflix, este lanzamiento representa más que un título adicional en su catálogo. Es una inmersión estratégica en el corazón de la cultura popular mexicana, un intento por capturar la esencia de un artista cuyo arraigo trasciende generaciones. Con más de 300 millones de suscripciones en todo el mundo, la plataforma parece entender que la historia de Juan Gabriel no es sólo un producto mexicano, sino un patrimonio emocional de escala global.
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Así, la Ciudad de México se prepara para un nuevo homenaje, uno que fusiona el pasado con el presente, lo analógico con lo digital, y lo íntimo con lo masivo. Una demostración de que, para un artista como Juan Gabriel, la función nunca termina; únicamente halla nuevas formas de conmover a los millones que aún le cantan.