Tamaulipas
Tomás Yarrington
Tras pasar siete años bajo custodia en Estados Unidos, finalmente el gobierno de aquel país facilitó la extradición del exgobernador de Tamaulipas, Tomás Yarrington, a suelo mexicano. Las autoridades estadounidenses formalizaron la deportación del político a través del cruce fronterizo de San Ysidro, California, donde lo entregaron a elementos de la Fiscalía General de la República para su posterior traslado al penal federal del Altiplano.
En México, Tomás Yarrington deberá responder por acusaciones por diversos delitos, entre los que se encuentran lavado de dinero y delitos contra la salud. En 2021, Yarrington se declaró culpable ante una corte de Texas por conspiración para cometer lavado de dinero. Esto como parte de un acuerdo judicial que redujo su condena original. Sin embargo, en México se le han mantenido investigaciones abiertas desde el 2012, las cuales se centran en delitos relacionados con el narcotráfico y la realización de operaciones financieras de dudosa procedencia.
A su llegada a territorio azteca, Yarrington, quien vestía una sudadera y pantalón de color gris, y gafas, quedó a disposición de las autoridades mexicanas. Con ello, volverá al penal del Altiplano, donde se espera que continúen su juicio por delitos contra la salud y lavado de activos, lo cual apunta a una nueva fase carcelaria para el político de 68 años originario de Matamoros, Tamaulipas.
La entrega de Yarrington se enmarca en un escenario de cooperación bilateral cada vez más intenso y a menudo tenso entre México y Estados Unidos. La presión de Washington para contener la expansión del narcotráfico, especialmente del fentanilo, derivó en un aumento de operaciones conjuntas, decomisos e intercambios de detenidos. Desde el inicio del actual Gobierno estadounidense, son frecuentes los traslados de presuntos criminales desde México hacia el norte, en paralelo con detenciones que sirven como moneda diplomática en un tablero donde la seguridad regional es prioridad compartida.
El caso de Yarrington resulta, no obstante, particular. Aunque originalmente se acordó que enfrentaría primero la justicia estadounidense antes de su traslado, su devolución anticipada generó interrogantes sobre los términos reales del pacto entre fiscalías. Aunque por muchos años estuvo prófugo, lo capturaron en Italia en 2017 luego de ofrecer entrevistas negando cualquier vínculo con organizaciones criminales. Afirmaciones que, a la luz de su confesión judicial posterior, resultaron insostenibles.
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Con su regreso, se reabre un capítulo judicial que había quedado en suspenso, y que podría derivar en una nueva condena en territorio mexicano. Para muchos, el regreso de Yarrington no solo simboliza la caída de una figura prominente del antiguo régimen priista; sino que también la persistencia de las heridas abiertas por la corrupción y la complicidad política en el auge del crimen organizado en el norte del país.