Crimen organizado
Sinaloa
La violencia en Sinaloa sigue en incremento debido a la disputa interna en el Cártel de Sinaloa. El grupo criminal, dividido en la facción de los hijos de Joaquín “El Chapo” Guzmán, conocidos como los “Chapitos” y de los “Mayos”. Ambos han sostenido una cruenta batalla debido a la cómo se llevó a cabo la captura de Ismael “Mayo” Zambada, uno de los principales líderes y fundares de dicho cártel.
Ahora, durante la mañana de este jueves 23 de enero de 2023, se registró un ataque con un artefacto explosivo contra el cenotafio de Édgar Guzmán López, uno de los hijos de “El Chapo”, asesinado en 2008, en Culiacán, Sinaloa.
El cenotafio erigido para Edgar Guzmán, ubicado en el estacionamiento de un centro comercial, en Culiacán, fue el escenario de una fuerte explosión ocurrida aproximadamente a las 8:00 horas de este jueves. Debido al estruendo, instantes después arribaron al lugar las autoridades locales, quienes se encargaron de acordonar el sitio. Junto al cenotafio se encontraba estacionado un vehículo color azul, que también resultó con daños en un costado de la carrocería.
Hasta el momento, las autoridades locales no han emitido detalles sobre este incidente. Así como tampoco se ha revelado si tienen identificados a los responsables de la explosión.
Edgar Guzmán López, hijo del narcotraficante Joaquín “El Chapo” Guzmán y de Griselda López Pérez, fue una figura que, pese a su juventud, tuvo un papel significativo dentro del cártel de Sinaloa. Nacido en el estado de Sinaloa, Edgar creció en el entorno de una de las organizaciones criminales más poderosas de México, lo que marcó su vida desde una edad temprana.
A diferencia de otros de sus hermanos que adquirieron notoriedad por su participación en el cártel, Edgar mantuvo un perfil relativamente bajo. No obstante, de acuerdo con diversos informes, él se involucró en las operaciones de la organización, manejando aspectos logísticos y financieros. Su vida estuvo rodeada de lujos, un reflejo del poder y la influencia de su padre.
El 8 de mayo de 2008, Edgar Guzmán perdió la vida en un ataque armado en un centro comercial en Culiacán, Sinaloa. Tenía sólo 22 años. El hecho conmocionó a la región, pues se trató de un acto violento que involucró a grupos rivales dentro del crimen organizado. El ataque fue atribuido a un ajuste de cuentas entre cárteles. Y se especula que pudo haber sido ordenado por los Beltrán Leyva, antiguos aliados del cártel de Sinaloa que se habían convertido en enemigos.
La muerte de Edgar Guzmán tuvo repercusiones significativas dentro del cártel de Sinaloa. Joaquín “El Chapo” Guzmán, conocido por su crueldad y capacidad estratégica, desató una ola de violencia en represalia contra quienes consideraba responsables de la pérdida de su hijo. Este episodio intensificó las pugnas entre cárteles, dejando una estela de muerte y caos en la región.
Además del impacto criminal, la tragedia dejó una marca emocional en la familia Guzmán. El narcotráfico no sólo cobra víctimas externas. Sino que también destruye a quienes lo protagonizan. Edgar Guzmán es recordado por quienes lo conocieron como un joven carismático y cercano a su familia, pero también como una figura atrapada en un mundo de violencia y ambición desmedida.
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El legado de Edgar Guzmán, como el de muchos otros descendientes de capos del narcotráfico, está ligado a la paradoja de crecer en un entorno de poder y riqueza que, al mismo tiempo, representa una sentencia de peligro constante. Su historia es un recordatorio del alto costo humano que implica el narcotráfico en México y sus profundas cicatrices en las familias involucradas.