Carlos Manzo
								
								A dos días del lamentable asesinato del alcalde de Uruapan, Michoacán, Carlos Manzo, la fiscalía estatal informó que ya identificaron al sicario, quien jaló el gatillo en repetidas ocasiones contra el edil. Los hechos ocurrieron durante el Festival de las Velas, un espectáculo familiar, que quedó opacado por la violencia. El agresor también murió tras la respuesta de los elementos de seguridad.
La balacera que segó la vida de Carlos Manzo Rodríguez, alcalde de esta violenta ciudad del occidente mexicano, no fue un acto aleatorio. Las investigaciones federales identificaron Osvaldo Gutiérrez Vázquez, alias “El Cuate”, de entre 17 y 19 años, como el autor material del crimen. Su perfil y conexiones familiares dibujan un mapa preocupante de la influencia del crimen organizado en la política local. Era, afirman, familiar de un operador del Cártel de Jalisco Nueva Generación.
La investigación revela que “El Cuate” era originario de Apatzingán, un municipio que durante años ha sido un bastión de grupos narcotraficantes. De acuerdo con los primeros reportes, el sicario adolescente era familiar de un sujeto apodado “El Prángana”, operador clave de los hermanos Álvarez Ayala. Este grupo delictivo, encabezado por Ramón (“R1”) y Rafael (“R2”) Álvarez Ayala, actúa como brazo armado del CJNG en la región de Michoacán.

El asesinato se ejecutó con una frialdad que, sin duda, conmocionó no sólo a Uruapan, sino que también a todo el país. El pasado 1 de noviembre, mientras Carlos Manzo inauguraba el colorido Festival de Velas, un evento comunitario, el agresor se infiltró entre la multitud, siguiendo de cerca por unos minutos, hasta que el edil no estaba junto a sus hijos. “El Cuate” abrió fuego a quemarropa, alcanzando a Manzo con dos proyectiles en el abdomen y uno en el brazo. Aunque lo trasladaron de urgencia a un hospital de la región, las heridas resultaron fatales.
La muerte del gatillero no cerró el caso para las autoridades, sino que lo abrió. “Existe un actor intelectual”, advirtió este lunes el gobernador del estado, Alfredo Ramírez Bedolla, en una declaración que subraya la complejidad del crimen. Su afirmación sugiere que el adolescente era solo la herramienta de una maquinaria criminal más grande y sofisticada.
Por su parte, Carlos Torres Piña, fiscal general de Michoacán, ofreció nuevos detalles que pintan un retrato del sospechoso. “El Cuate” se hospedó en un hotel céntrico de Uruapan horas antes del atentado, registrándose alrededor de las 16:00 horas. No portaba identificación alguna; sin embargo, su cuerpo estaba cubierto de tatuajes. Además, las pruebas toxicológicas realizadas post mortem arrojaron resultado positivo por la presencia de drogas en su organismo.
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El asesinato del alcalde Manzo no es un incidente aislado, se trata de un recordatorio sombrío de la guerra que se libra en los municipios de México, donde los carteles buscan controlar no sólo el territorio, sino que también las instituciones. La muerte de un joven sicario y de un presidente municipal evidencia los profundos eslabones de una cadena de violencia, corrupción e impunidad que continúa desangrando al país.