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Luego de que el periodista Carlos Loret de Mola, a través de una investigación de Latinus y la organización Mexicanos Contra la Corrupción, destapara el estilo de vida de José Ramón López Beltrán, el hijo mayor del presidente López Obrador salió a aclarar la situación.
A través de un comunicado publicado en sus redes sociales, José Ramón López Beltrán, de 41 años, informó a los medios y a la opinión pública que, de su parte “no existen conflictos de interés con el Gobierno de México”. Esto debido a que sus ingresos se deben a su trabajo como asesor para una empresa inmobiliaria enfocada en el sector “de lujo”.
“En el año 2018 tomé la decisión de seguir ejerciendo mi profesión de abogado, hasta que decidimos en familia mudarnos a los Estados Unidos. En la actualidad, y desde el año 2020, trabajo como asesor legal del desarrollo y construcción para KEI Partners, una empresa privada en Huston a través de la cual recibí mi visa de trabajo”. Expresó López Beltrán en su escrito.
El primogénito de Andrés Manuel López Obrador destacó que es un “ciudadano privado” y, como tal, no tiene injerencia en el Gobierno encabezado por su padre. Asimismo, resaltó que sus ingresos “provienen al cien por ciento de su trabajo en Huston”. Y solicitó respeto para su vida privada y la de su familia.
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La esposa del hijo de López Obrador, identificada como Carolyn Adams, también publicó un mensaje aclaratorio a través de la cuenta de redes sociales de su esposo. Adams, comentó que, en las últimas semanas, su familia se ha visto expuesta a diversas noticias presuntamente falsas que calumnian y difaman su vida privada.
Además, remarcó que las versiones sobre su relación o vinculación con la compañía Baker Hughes, son falsas. Ella afirmó ser una ciudadana estadounidense de origen brasileño, quien ha trabajado en el sector energético de Los Emiratos Árabes Unidos, así como también con la familia Real de dicho país. Agrega que también ha colaborado en la ONU en Nueva York.
En la carta, Carolyn Adams explica que la razón de salir de México, donde conoció a López Beltrán, fue “para seguir preservando su privacidad y no causar ningún tipo de conflicto de interés”. Y afirmó que ella rentó (por un año) la casa que levantó polémica tras la investigación de Loret de Mola, pues su esposo aún no recibía la Visa para residir y trabajar en EE. UU.
Comentó que todo se hizo de manera legal, bajo los estándares estadounidenses. Y remarcó que “aunque en México trabajó en el sector energético, jamás tuvo relación alguna con Baker Hughes ni ninguno de sus ejecutivos”.
De acuerdo con las investigaciones, la polémica casa en donde viven José Ramón López Beltrán y Carolyne Adams, tiene un valor de más de 20 millones de pesos. Y pertenecería a Keith L. Schilling, uno de los ejecutivos de la compañía energética Baker Hughes, empresa que, de acuerdo con una investigación de la periodista Peniley Ramírez, pasó de tener un contrato con Pemex promedio de 66 millones de dólares en el sexenio anterior, hasta llegar a los 434 mdd en el actual.