Bad Bunny
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Super Bowl
En una jugada que consolida su dominio en la cultura popular global, la Liga Nacional de Fútbol Americano (NFL) confirmó que el artista puertorriqueño, Bad Bunny, será la atracción principal del espectáculo de medio tiempo del Super Bowl LX. El evento está programado para el 8 de febrero de 2026 en el Levi’s Stadium de dicha ciudad. El anuncio rompe barreras y establece un nuevo precedente para el mayor escenario televisivo del mundo.
La revelación se produjo durante la transmisión del partido entre los Dallas Cowboys y los Green Bay Packers, a través un video estratégicamente publicado en las redes sociales de la liga. La decisión de elegir a Bad Bunny, cuyo nombre de pila es Benito Antonio Martínez Ocasio, marca la primera vez en la historia del Super Bowl en que un artista latinoamericano asume la participación en solitario.
Cabe destacar que no es la primera ocasión en que Bad Bunny pisa el escenario del medio tiempo. En 2020 irrumpió con energía contagiosa durante la actuación de Shakira y Jennifer López en el Super Bowl LIV en Miami, aportando un toque de reguetón a la celebración con su éxito “I Like It”, junto a J Balvin. Aquella aparición, ahora vista como un presagio, sentó las bases para lo que será su consagración seis años después.
“Lo que siento me supera,” declaró Bad Bunny en un comunicado tras el anuncio. “Es por quienes me precedieron y corrieron incontables yardas para que yo pudiera entrar y anotar un touchdown… esto es por mi gente, mi cultura y nuestra historia. Ve y dile a tu abuela que seremos el espectáculo del medio tiempo del Super Bowl”. Compartió el cantante puertorriqueño en un comunicado.
La noticia llegó en un momento de culminación profesional para el artista, quien, recientemente, concluyó una aclamada residencia de más de 30 noches en el Coliseo de Puerto Rico, titulada “No me quiero ir de aquí”. Esa serie de conciertos, un triunfal regreso a casa, funcionó como la plataforma de lanzamiento para su más reciente proyecto discográfico, “Debí tirar más fotos”, un álbum que el propio artista describió como una “cápsula del tiempo cultural”.
En una entrevista reciente con la revista Variety, Bad Bunny profundizó en el impulso nostálgico detrás del disco: “Este disco llegó porque tenía que llegar. Es como un estornudo. Empezó con una línea, luego otra, y me di cuenta de cuánto extrañaba mi hogar.” La obra es un homenaje audible a sus raíces, entrelazando los sonidos del reguetón con géneros tradicionales puertorriqueños como la plena, la música jíbara y la salsa.
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La elección de la NFL no es simplemente un reconocimiento al estatus de Bad Bunny como una fuerza musical imparable; es un cálculo audaz. Al colocar a un artista que encarna la identidad latinoamericana contemporánea —con su orgullo cultural, sus convicciones políticas y su sonido global— en el centro de su show estelar, la liga no sólo capta una audiencia demográfica crucial, sino que también refleja, y tal vez define, el rostro cambiante de la cultura mainstream de Estados Unidos. En 2026, el mundo verá si el muchacho de Vega Baja puede convertir el campo de fútbol americano en la pista de baile más grande del planeta.