Australia
Kanye West
El gobierno australiano tomó una medida sin precedentes al cancelar la visa del rapero estadounidense, Kanye West, conocido legalmente como Ye. Lo anterior tras el lanzamiento de su polémica canción “Heil Hitler”, un tema que autoridades y grupos civiles calificaron como “apología al nazismo”. Sobre ello, el ministro del Interior, Tony Burke, defendió la decisión como un acto necesario para “proteger la cohesión social” en un país que ya enfrenta tensiones por discursos de odio.
Burke que la visa de Ye —utilizada para visitar a su esposa, la diseñadora australiana Bianca Censori, y su familia en Melbourne— fue revocada bajo la Ley de Migración. La cual exige cumplir con requisitos de “carácter” para ingresar al país. “No necesitamos importar odio”, declaró el ministro, enfatizando que la canción, lanzada el 8 de mayo —80° aniversario de la derrota nazi—, cruzó un límite moral y legal.
El tema, que incluye un fragmento de un discurso de Adolf Hitler y muestra en su videoclip a hombres coreando consignas nazis, fue prohibido en plataformas como Spotify y YouTube. Burke subrayó que, aunque Ye ya tenía historial de comentarios antisemitas, este último acto fue determinante: “Mis funcionarios reevaluaron su caso y concluyeron que no cumple con los estándares australianos”.
La medida reavivó el debate sobre hasta dónde llega la libertad de expresión. Burke aclaró que, mientras los ciudadanos australianos gozan de ese derecho, el gobierno puede intervenir cuando se trata de “importar intolerancia”. “Ya tenemos suficientes problemas sin añadir discursos que glorifican crímenes de lesa humanidad”, afirmó.
Críticos argumentan que la decisión podría sentar un precedente peligroso para la censura; pero organizaciones judías y víctimas del Holocausto han aplaudido la postura. En Eslovaquia, donde Ye tenía programado un concierto en julio, una petición con tres mil firmas exigió su cancelación, tachando al artista de “insultar la memoria histórica”.
Australia no es el único país en reaccionar. Alemania prohibió el videoclip por violar leyes contra la propaganda nazi, y la ola de rechazo refleja una creciente intolerancia hacia la normalización del extremismo. El caso de Ye se enmarca en un panorama donde figuras públicas enfrentan consecuencias por discursos de odio, especialmente tras el repunte de ataques antisemitas desde el conflicto Israel-Hamás en 2023.
Aunque la cancelación no es permanente —cada solicitud de visa se evalúa individualmente—, Burke dejó claro que Australia no cederá ante presiones comerciales o artísticas. “No es sostenible priorizar espectáculos sobre la dignidad de las víctimas”, sentenció.
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Hasta el momento, Kenye West (o Ye, como se hace llamar ahora) no ha dado declaraciones públicas sobre este tema en particular. Sin embargo, su silencio contrasta con el estruendo global que su arte —y sus decisiones— continúan generando.