El mercado laboral mexicano fue uno de los principales damnificados por la pandemia de coronavirus. Desde marzo se han perdido poco más de un millón de empleos formales, principalmente en el sector industrial (manufacturas), ha crecido la tasa de informalidad laboral y la subocupación casi se triplicó.
Las problemáticas endémicas del mercado laboral tampoco ayudaron a que el impacto de las medidas de distanciamiento e inmovilidad social, como vías para reducir la propagación de la enfermedad de coronavirus, fuera menos grave. Más de la mitad de los trabajadores se encontraban ya en la informalidad, los ingresos laborales promedio son bajos y poco más de 70% de la fuerza laboral se concentra en sólo tres sectores económicos.
La emergencia sanitaria global provocó, además de efectos negativos en la salud de la población, un golpe histórico a las economías del mundo. Estos son 5 gráficos sobre cómo la nueva enfermedad de coronavirus, la Covid-19, ha impactado al mercado laboral en México.
Un empleado se encuentra en situación de pobreza laboral cuando los ingresos que percibe por su trabajo son insuficientes para adquirir la canasta básica, que incluye los bienes y servicios alimentarios y no alimentarios para la vida.
Hasta el primer trimestre del 2020, antes de la crisis generada por el Covid-19, a escala nacional cerca de 36% de los trabajadores presentaban pobreza laboral, y aunque el nivel no es bajo sí mostraba una ligera tendencia a la baja respecto de años previos. Para los primeros meses de emergencia sanitaria en el país los niveles de pobreza laboral se dispararon de manera inmediata, en promedio durante abril y mayo el porcentaje de trabajadores en esta situación escaló hasta 54 por ciento.
Esta tendencia se alinea en primer lugar con la caída generalizada del ingreso en el país a causa del deterioro económico, especialmente en abril y mayo que fueron los meses con el menor nivel de actividad. En segundo lugar, se identifica también una caída importante del poder adquisitivo de las remuneraciones; la salud y alimentación se han encarecido durante estos meses lo que implica que se necesita un mayor nivel de ingresos para adquirir dichos bienes y servicios.
Además de la reducción de actividades en el sector informal, también se observaron caídas importantes en el nivel de ocupación en el mercado laboral formal. El total de afiliados en el IMSS (Instituto Mexicano del Seguro Social) cayó a niveles no vistos en más de dos décadas.
Durante los primeros siete meses de 2020 se han dado de baja 925,490 plazas formales, de las cuales el 75% eran ocupaciones permanentes. Los meses en los que se presentaron las bajas más pronunciadas fueron abril y mayo, de acuerdo con los reportes del IMSS.
En la ocupación formal se encontraba poco menos de la mitad de los trabajadores mexicanos; previo a la pandemia el nivel de asegurados en el IMSS se mantenía alrededor de los 20 millones.
Al corte del 31 de julio el total de afiliados como trabajadores formales en el IMSS llegó a 19.49 millones, aunque el empleo formal continúa decreciendo se observa una ligera recuperación. Esta situación podría sugerir que la reactivación económica ha dado aire a la crisis del mercado laboral, al menos dentro de las unidades económicas formales.
El trabajo informal representa una de las problemáticas más importantes del mercado laboral. Hasta el primer semestre del 2020, antes de la aplicación de medidas sanitarias, la tasa de informalidad laboral se encontraba cerca del 56%, lo que implica que casi 6 de cada 10 trabajadores se encuentran fuera de la protección de la ley laboral y su actividad no puede identificarse con precisión.
Aunque no existen cifras oficiales que identifiquen en dónde o cómo se ocupan los trabajadores informales, la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo (ENOE) del Inegi muestra que gran parte de la actividad informal se lleva a cabo en el comercio callejero, el trabajo doméstico, la construcción, la industria manufacturera y la agricultura.
Durante la crisis causada por la pandemia global de coronavirus, la informalidad cayó de manera importante, pasando de niveles cercanos al 56% a mínimos cercanos al 48 por ciento.
Esta reducción de los trabajadores informales no implica una mejora en el mercado laboral vía creación de empleos formales, sino la suspensión temporal de un sector por el confinamiento y la paralización de actividades sociales y económicas.
Los meses de confinamiento más riguroso son simultáneamente los meses en los que se alcanzó menor informalidad, y en línea con la reactivación ha vuelto a incrementar.
El total de mexicanos en situación de subocupación alcanzó niveles históricamente altos durante la pandemia. La subocupación representa a todos los mexicanos que, aunque tiene un empleo se encuentran en búsqueda activa de otro ya sea para completar sus necesidades económicas o porque tienen mayor disponibilidad de tiempo.
Sólo en un trimestre la subocupación casi se triplicó; en el lapso enero-marzo del 2020 se registraron 4.7 millones de trabajadores en esta condición y para abril-junio esta cifra incrementó hasta 11.2 millones.
Esta situación puede explicarse por un lado por la precarización de las ocupaciones remuneradas como consecuencia de la crisis económica; muchos ocupados conservan sus empleos, pero con ingresos menores, o una suspensión de algunas prestaciones. Por otro lado, también se puede expresar como un resultado de que todos los trabajadores que han visto reducidas sus jornadas laborales por el confinamiento tienen más tiempo para ofertar al mercado laboral.
La construcción, el comercio y la industria manufacturera concentran las caídas más pronunciadas en su personal ocupado total. Aunque en general, el mercado laboral nacional y todos los sectores han experimentado bajas laborales, recortes y pérdida de ingresos, estos sectores de manera especial han resentido los efectos del Covid-19.
Esta situación implica una problemática laboral importante y un deterioro del mercado laboral debido a que en ellos se concentra la mayor parte de la fuerza de trabajo. Con los servicios privados no financieros, la construcción, el comercio y la industria manufacturera en conjunto concentran poco más del 70% del total de ocupados en el país.
Durante el periodo abril-junio, estos cuatro sectores han experimentado caídas promedio de más del 20% en relación con el nivel de ocupados que presentaban en el mismo lapso del año pasado.
Las medidas sanitarias aplicadas para contener la pandemia han golpeado de manera importante la actividad económica y laboral dentro de estos sectores; que a su vez representan casi la totalidad del PIB de México. Entre las actividades que se mantienen avanzando pese a la pandemia están la agricultura, ganadería y pesca, pero su incidencia en el total de la economía nacional es muy baja.