El foco de la pandemia se centra ahora en la reactivación de las actividades, tanto sociales como comerciales.
Muchas son las industrias que se han visto afectadas, pero pocas han sufrido efectos tan devastadores como la aérea.
La Organización de Aviación Civil Internacional está trabajando para lograr la reactivación y estabilidad de la actividad aeronáutica a nivel mundial.
Para ello ha generado documentos como el CART-Take Off, que sirven de guía.
Este establece, entre otras, medidas de desinfección y una mayor frecuencia de limpieza.
El resurgimiento del tráfico aéreo ha requerido de sistemas de desinfección rápidos y eficientes.
A causa de esto, se han implementado desinfectantes homologados, que son aplicados principalmente en superficies de fácil acceso mediante el uso de paños y vaporizadores electroestáticos portátiles.
Sin embargo, ambos métodos están sujetos a la intervención humana, lo que reduce su eficacia en superficies de difícil alcance.
Un método que ya ha sido probado de forma satisfactoria en laboratorio es el uso de iones positivos y negativos de oxígeno e hidrógeno a partir del vapor de agua presente en la atmósfera.
El proceso de desinfección es tedioso, con un tiempo de aplicación de una a dos horas´.
Pero la desinfección está garantizada con una altísima eficacia.
El equipo de desinfección es portátil, lo que dinamiza los procedimientos a la hora de operar grandes flotas de aeronaves, pero repercutirá de manera sustancial en los tiempos de preparación de las aeronaves.
La luz ultravioleta de tipo C (UVC) puede eliminar el SARS-CoV-2.
Por eso ya se están diseñando y produciendo sistemas de bajo coste para esterilizar interiores de aeronaves con dichas lámparas.
Tal es la demanda que las principales compañías de producción de luces UVC estiman un incremento exponencial en su mercado para los próximos cuatro años.