László Krasznahorkai
Literatura
Premio Nobel
En un mundo acosado por el caos y la incertidumbre, la Academia Sueca otorgó el Premio Nobel de Literatura 2025 al escritor húngaro László Krasznahorkai. Él es un arquitecto de universos literarios opresivos y fascinantes. El galardón reconoce “su obra cautivadora y visionaria que, en medio del terror apocalíptico, reafirma el poder del arte”. Un veredicto que consagra a un autor de culto cuya narrativa, tallada en oraciones laberínticas, explora la fragilidad de la civilización con una mirada libre de ilusiones; pero cargada de una fe inquebrantable en la creación.
La elección del comité Nobel corona a un autor único, cuyas novelas —desde su debut hipnótico, Sátántangó (1985), hasta la aclamada Melancolía de la resistencia— redefinieron los límites de la prosa contemporánea. Su trabajo, a menudo descrito como “apocalíptico”, no se contenta con predecir el fin; disecciona la descomposición lenta de los órdenes sociales y la psique humana con una paciencia y una intensidad casi proféticas.
Gran parte de su obra encontró una poderosa resonancia visual a través de la larga colaboración con el cineasta húngaro Béla Tarr, cuya adaptación de Sátántangó, en 1994, en una película de siete horas, es considerada un hito del cine moderno. Esta simbiosis entre literatura e imagen fílmica amplificó el impacto de su visión, creando un corpus artístico que es, a la vez, narrativa pura y experiencia sensorial inmersiva.
Nacido el 5 de enero de 1954, en la pequeña ciudad de Gyula, Hungría, cerca de la frontera con Rumanía, Krasznahorkai extrae el telón de fondo de sus historias de los paisajes rurales y remotos de su infancia, escenarios que se erigen en personajes principales de una épica de la decadencia. Es en estos espacios donde sus famosas oraciones, de una longitud y complejidad extraordinarias, trazan caminos errantes, cambiando de tono de lo solemne a lo disparatado, de lo inquisitivo a lo desolado, como señaló el jurado del Man Booker International, premio que recibió en 2015.
Su consagración en el mundo anglófono se consolidó en 2019 con el Premio Nacional del Libro de Estados Unidos para Literatura Traducida por El barón Wenckheim vuelve a casa, la novela que cierra su tetralogía fundamental.
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Ahora, la Academia Sueca otorga el 117 premio de literatura a un maestro de la introspección y la desolación, sucesor de la surcoreana Han Kang, galardonada en 2024 por una obra que, como la de Krasznahorkai, confronta traumas y expone la fragilidad de la vida. Al elevar a un autor cuya prosa es a un tiempo un desafío y un refugio, el Nobel no simplemente honra una carrera literaria monumental, sino que envía un mensaje sobre la resistencia del arte como baluarte último de sentido en una era de perpetua crisis.