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Religión
Recientemente se reveló más información sobre la construcción de un templo dedicado a Lucifer. Éste se encuentra en una zona rural, de alrededor de cinco hectáreas, perteneciente al municipio de Gravataí, en Brasil, cerca de Porto Alegre.
El polémico santuario pertenece a un grupo autodenominado “Nueva Orden de Lucifer en la Tierra”. Y obedece a una corriente religiosa con raíces afrobrasileñas Quimbanda, que concentra aproximadamente a 100 integrantes. Para su construcción, los propietarios afirman que se utilizaron fondos privados y no públicos, como se había sugerido.
Como parte de la inauguración de este sitio, los miembros del culto planearon la colocación de una estatua de Lucifer, hecha de cemento, que mide alrededor de 5.5 metros de alto y pesa cerca de una tonelada. Lo cual provocó gran revuelo e indignación entre la población local. Por lo anterior, los fundadores de este templo denunciaron que recibieron, presuntamente, diversas amenazas.
A través de una entrevista con el medio EFE, el maestro Lucas de Bará da Rua, uno de los fundadores de esta orden religiosa, señaló que el santuario a Lucifer funcionará como un espacio dedicado para llevar a cabo “retiros espirituales”, donde se abordará el estudio de los diversos demonios, así como se disfrutará del contacto con la naturaleza, entre otros.
“Para nosotros son dioses que las iglesias cristianas acabaron demonizando porque estas buscaban un enemigo, un culpable de las fallas humanas”. Destacó el líder religioso.
Asimismo, agregó que el concepto del bien y el mal está al interior de cada persona. Y destacó que su corriente religiosa, “no promueven un culto a la maldad”.
A pesar de ello, la inauguración de este recinto ha generado gran controversia entre los pobladores locales, sobre todo, tras su viralización en medios sociales. Por ello, un juez, como medida cautelar, prohibió que se realizara la inauguración del Templo de Lucifer en Gravataí, Brasil. En caso de no acatar la instrucción del juez, los miembros del grupo religioso deberán pagar una multa que alcanzaría los nueve mil dólares.
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Entre los motivos que citó el juez para no permitir la inauguración del santuario, se encuentran la falta de permisos necesarios para el funcionamiento del recinto. Así como también los posibles conflictos o riesgos de inseguridad que podría generar la puesta en marcha del templo.