Crimen
El nombre de Josef Fritzl quedó grabado en la historia por sus deleznables crímenes cometidos en contra de su propia hija, a quien secuestró y mantuvo prisionera por 24 años en un sótano de su casa. Ahora, el también conocido como el “Monstruo de Amstetten”, saldrá de la institución psiquiátrica, para terminar su condena en una prisión convencional.
A esa decisión llegaron los tres jueces austriacos. Tras analizar la sentencia, a petición de la abogada, Astrid Wagner, determinaron que no esperan que Fritzl, de 88 años, vuelva a cometer un crimen. De esta manera, el prisionero abandonará la cárcel de Máxima Seguridad de Krems (allí estuvo recluido, en aislamiento, por 15 años), para incorporarse a una prisión convencional, sin tratamiento psiquiátrico ni medidas especiales de seguridad.
No obstante, su cambio a una prisión ordinaria está supeditada a que el sentenciado presente pruebas periódicas de haber participado en terapia psicológica. Tras 10 años, el “Monstruo de Amstetten”, por su avanzada edad, podría trasladarse a un asilo de ancianos.
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Josef Fritzl nació un 9 de abril de 1935 en Amstetten, Austria. Allí ocurrió el infame hecho que pasó a la historia por lo brutal de sus acciones, mismas por las que se le llegó a apodar el “Monstruo de Amstetten”. Su vida, aparentemente común, se vio empañada por un oscuro y siniestro secreto que emergió ante el mundo en el año 2008, dejando a las personas tanto horrorizadas, como perplejas.
Fritzl vivió la mayor parte de su vida en Amstetten y se desempeñó como electricista y constructor. Además, sus vecinos lo llegaron a considerar, previo a la revelación de sus actos criminales, como un hombre reservado y de bajo perfil. En general, una persona común que no levantaba sospechas sobre lo que realizaba a puertas cerradas, al interior de su hogar.
El mundo se horrorizó cuando, en abril del 2008, la policía local ingresó al domicilio de Fritzl y encontró a la hija de este sujeto, a quien mantuvo encerrada en el sótano (de 18 metros cuadrados) durante 24 años. De acuerdo con la información, Josef construyó un espacio secreto debajo de su hogar con la intención de “secuestrar” a su propia hija de entonces 18 años, para mantenerla cautiva sin que el resto de su familia se lo imaginara.
Durante su estancia como prisionera de su padre, a la joven Elisabeth la sometieron a un sinfín de abusos físicos, psicológicos y sexuales por parte de su progenitor. Con el paso de los años, ella tuvo a siete hijos, de los cuales, tres vivieron el encierro en compañía de su madre en condiciones infrahumanas. Fritzl llevó a sus otros hijos a la parte superior de su casa los presentaba como hijos adoptivos.
Finalmente, en 2008 se descubrió este repudiado hecho y a Josef Fritz lo declararon culpable de secuestro, incesto, violación y asesinato. Ya que uno de los hijos que nació en cautiverio falleció poco después del parto. La justicia lo condenó a cadena perpetua y, poco después, lo trasladaron a una prisión de Máxima Seguridad en Austria.