Black Sabbath
Ozzy Osbourne
Bajo las luces tenues de un escenario que alguna vez los vio nacer, Ozzy Osbourne y los miembros originales de Black Sabbath ofrecieron el sábado lo que podría ser su última actuación juntos, un emotivo adiós cargado de riffs distorsionados, nostalgia y gratitud.
El concierto, titulado Back to the Beginning y celebrado en su ciudad natal, reunió por primera vez en dos décadas a la formación clásica de la banda: Osbourne, el guitarrista Tony Lommi, el bajista Geezer Butler y el baterista Bill Ward. Se trató de un momento histórico para los fanáticos del heavy metal, un género que Black Sabbath ayudó a definir hace más de cinco décadas.
Osbourne, de 75 años, apareció en el escenario sentado en una silla negra adornada con un murciélago, un guiño a su legendaria imagen excéntrica. A pesar de los desafíos que enfrenta debido al párkinson —diagnosticado en 2020—, su voz conservó ese timbre rasgado que lo convirtió en una leyenda.
“Su apoyo a lo largo de los años nos permitió vivir como lo hicimos”, dijo Osbourne al público, visiblemente emocionado, antes de cerrar con el temazo, Paranoid, un himno que los catapultó a la fama en 1970. “Gracias de todo corazón. Los quiero. Los queremos”, dijo.
La noche incluyó clásicos como Iron Man, War Pigs y N.I.B., canciones que sentaron las bases del metal moderno. En un gesto generoso, todos los ingresos del evento y su transmisión en vivo se destinaron a organizaciones benéficas, incluyendo Cure Parkinson’s y el Hospital Infantil de Birmingham.
Black Sabbath, formado en 1968 en Birmingham, no sólo cambió la música; creó un sonido oscuro y pesado que influenció a generaciones de artistas, desde Metallica hasta Nirvana. Su inclusión en el Salón de la Fama del Rock and Roll, en 2006, fue un reconocimiento a su impacto cultural.
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Aunque la banda ya había anunciado su despedida con The End Tour en 2017, este concierto especial —presentado por el actor Jason Momoa— sirvió como un epílogo perfecto. Esto ya que la banda volvió al lugar donde empezaron, cerrando así un ciclo que letras y música.
El megaconcierto también contó con actuaciones de Metallica, Guns N’ Roses y Alice in Chains. Además de apariciones sorpresa de Steven Tyler, Tom Morello y Travis Barker. Pero la noche perteneció a Black Sabbath, cuya música sigue resonando con la misma fuerza que en los años 70.
Para Osbourne, este concierto no se trató de una simple despedida; sino de una celebración de resistencia. “Me siento mejor ahora que he aceptado mi condición”, dijo recientemente en una entrevista. “Solo espero que mis seguidores sigan ahí, porque los necesito”,añadió.
Y, al menos por una noche, estuvieron. Tan unidos como el sonido atronador de War Pigs, tan eternos como el legado de Black Sabbath.