HBO Max
Netflix
Warner Bros.
En un movimiento que reconfigurará para siempre el paisaje del entretenimiento, Netflix anunció que adquirirá los estudios de cine y televisión de Warner Bros. Discovery, junto con el servicio de streaming HBO Max, por un valor empresarial de 82 mil 700 millones de dólares. Esta transacción sin precedentes no sólo le otorgará un control sin precedentes sobre algunas de las franquicias más valiosas de Hollywood; sino que también desata una feroz batalla regulatoria y política que determinará el futuro de la industria.
“El anuncio de hoy une a dos de las compañías de narrativa más importantes del mundo para llevar a más personas el entretenimiento que más disfrutan”, afirmó David Zaslav, presidente y CEO de Warner Bros. Discovery. “Durante más de un siglo, Warner Bros. ha cautivado al público, captado la atención mundial y moldeado nuestra cultura. Al unirnos con Netflix, garantizaremos que personas de todo el mundo sigan disfrutando de las historias más impactantes del mundo para las próximas generaciones”, agregó.
La operación, fruto de una intensa puja con Paramount Skydance y Comcast, está estructurada en efectivo y acciones. Cada accionista de Warner Bros. Discovery (WBD) recibirá 23.25 dólares en efectivo y 4.50 dólares en acciones de Netflix por cada acción. Lo que valora la empresa en 27.75 dólares por acción. Esta oferta superó significativamente a la de Paramount, que había ofrecido 24 dólares por acción. No obstante, el cierre de la transacción está sujeto a un complejo proceso de separación corporativa. Así como a la aprobación de los reguladores antimonopolio, que podría tardar entre 12 y 18 meses.

La lucha por hacerse con Warner Bros. no fue sólo una cuestión de cifras. El proceso estuvo marcado por acusaciones de parcialidad y por una marcada dimensión política.
Paramount Skydance, liderada por David Ellison (hijo del cofundador de Oracle, Larry Ellison), buscaba adquirir la totalidad de WBD, incluyendo la división de televisión por cable (CNN, TNT Sports). Este conglomerado había nacido apenas este verano de la fusión entre Skydance Media y Paramount Global.
En una carta dirigida a Zaslav, Paramount acusó a Warner Bros. Discovery de llevar a cabo “un proceso miope con un resultado predeterminado que favorecía a Netflix”. Su equipo legal cuestionó la equidad del proceso de licitación y solicitó la formación de un comité independiente para evaluar las ofertas.
Los analistas señalan que la preferencia del presidente estadounidense Donald Trump pudo haber influido. Trump mantiene una relación cercana con los Ellison y, según reportes, veía con mejores ojos una adquisición por parte de Paramount, ya que compraría todo el negocio y evitaría el fortalecimiento de Netflix. “Son amigos míos. Son grandes partidarios míos”, dijo Trump sobre los Ellison en octubre.
Finalmente, la oferta de Netflix, que además incluía una cláusula de ruptura inversa de cinco mil millones de dólares (una compensación para WBD si la operación no se concreta por motivos regulatorios), se impuso.
La transacción depende de una compleja reestructuración ya en marcha dentro de Warner Bros. Discovery. A mediados de 2026, WBD planea dividirse en dos compañías independientes que cotizarán en bolsa, una operación en la que Debevoise & Plimpton asesora a la empresa. Es decir, Netflix se quedaría con los estudios Warner Bros., HBO Max, el catálogo de HBO, franquicias como el Universo DC, Harry Potter y El Señor de los anillos. Así como el catálogo histórico de Warner. Discovery Global se podría quedar con CNN, TNT Sports, los canales Discovery, HGTV y Food Network. Así como Discovery+, Bleacher Report y los canales de TV abierta en Europa.

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Netflix y sus aliados comenzaron a construir un discurso público para justificar la fusión ante reguladores y la opinión pública. Su tesis central es que el acuerdo beneficiará a los consumidores al reducir costos. Fuentes cercanas a las negociaciones indican que la compañía argumenta que, al combinar Netflix y HBO Max en una oferta conjunta, se podrían abaratar los precios para el usuario final, un punto clave para contrarrestar las preocupaciones antimonopolio.
Además, Netflix se ha comprometido públicamente a mantener las operaciones actuales de Warner Bros., incluidos los estrenos en cines, una promesa dirigida a calmar los ánimos en Hollywood y en la exhibición cinematográfica.
Si logra superar todos estos obstáculos, el nuevo Netflix resultante será un coloso. La compañía, que históricamente carecía de un “estudio” físico y de un catálogo de propiedad intelectual profundo, ahora controlaría un legado centenario de narración. Franquicias como DC Comics y sagas como Harry Potter ofrecen una mina de oro para nuevas series, películas y franquicias.
El camino hacia el cierre de esta operación será largo, complejo y estará bajo el microscopio de gobiernos, competidores y consumidores. Pero una cosa es segura: con este anuncio, Netflix no sólo está comprando un estudio; está intentando reescribir las reglas fundamentales de cómo se produce, distribuye y consume el entretenimiento en el siglo XXI. El destino de este mega acuerdo determinará si el futuro de Hollywood estará dominado por un único gigante tecnológico o si la competencia, a pesar de todo, logrará prevalecer.